15 de octubre de 2011

Y vuelves al juego sin saber que has entrado en el. Regresan esas armas que creías olvidadas. No hay nada mejor que volver a sentirse vivo después de meses de hibernación.

Esos gestos inconscientes. Esas caídas de ojos que vuelven a cobrar sentido. La sensación de ser buscada al entrar en una habitación. Ese pestañeo que es solo para ti a pesar de la sala llena de gente.

Esa media sonrisa al verte que esconde antes de que alguien mas se de cuenta de ello. Esa distancia potencialmente incomoda pero forzada, sin importar por quien, como o donde. Interiorizas ese olor que desprende su cuerpo como un nuevo perfume que quieres probar en tu piel. 



Te descontrola su forma inconsciente de morder su labio inferior, esa que desata tus instintos mas primarios. Suspiras por esos ojos que días después parece empezar a dejar caer por los tuyos. Paso adelante. 

Y vuelven las caídas de ojos, la recolocacion nerviosa de ese mechon rebelde que sirve de escudo ante miradas mantenidas mas de la cuenta. Acaricias sus manos con tus ojos, a expensas de no poder tocarlas. Te estremeces con cada roce fortuito y notas su nerviosismo por haber rozado tu cuerpo sin permiso.

Cinco minutos valen para soñar toda una vida, asi de relativo es el tiempo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario