16 de marzo de 2011


Hace mucho que perdió el norte, literalmente. Hace mucho de aquella niña de 18 años que dejaba su casa rodeada de recuerdos. Ha pasado mucho tiempo desde aquella despedida en la estación con sus amigas de siempre. Ha pasado mucho, y ha pasado por mucho desde entonces.Recuerda la incapacidad de meter toda su vida en dos maletas. La sensación de perder todo lo ganado hasta el momento para enfrentarse a un mundo nuevo. Un mundo deseado, imaginado mil veces. Maletas llenas de cosas que al llegar a su destino comprobaría que eran inservibles pues solo necesitaba empezar a ser la nueva chica del resto de su vida.

Dejo de volar cerca del nido. Literalmente traslado el nido a 800km de distancia. La desventaja de los traslados es que perdió muchas cosas en el camino, cosas que no consideraba lo suficientemente importante como para preocuparse de guardarlas en primer lugar en la maleta, pero que llegada la hora eran lo que mas echaba de menos.


Recordaba aquel peluche, aquella foto que había olvidado, aquella carta que nunca se cansaba de leer. Echaba de menos aquella voz despertándola cada mañana, suave, muy despacio con todo el cariño que la gente pone en lo que mas aprecia. Recordaba como su perro metia la cabeza bajo sus brazos para que lo abrazase cada noche en el sofá. Anhelaba las llamadas de teléfono en las que no tenia que preguntar quien era la persona que estaba al otro lado. Echaba de menos las costumbres que nunca pensó en recordar.

Penso muchas veces en aquello, sentía que la transportaba de nuevo a aquel norte que siempre echaba de menos cuando mas le hacia falta. Aprendió que las cigüeñas nunca craqueaban del mismo modo que ella recordaba. Descubrió que no necesitaba aquella burbuja protectora, pero que la echaba en falta.

Pensó que estar mas al norte aun, era justo lo que necesitaba.

Blanca

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