26 de mayo de 2011

Fiel como nadie. Acariciaba sus piernas mientras estaba sentada en el sofá. Jugaba con ella para conseguir un trocito de manta para taparse el también. Compartian el desayuno cada dia, medio café con leche para ella y medio para el. Media tostada con mantequilla para ella y media para el. La perseguia en cada uno de sus paseos por la casa y  la esperaba fielmente, sin impacientarse,  en la puerta del baño hasta que terminase de ducharse. Era el único con el que había compartido cama durante muchos años.

Era el primero en recibirla cuando volvia a casa después de grandes temporadas fuera. Era el primero en acariciarla suavemente, el primero en demostrarle lo mucho que la había echado de menos. Era el único que la seguía buscando ilusionado por la casa cuando pronunciaban su nombre, pues creía que se habían alargado las vacaciones y que aun estaba en casa, escondida en alguna parte.

Era el único al que confesar vicios sin que la juzgase. Era el único que la acompañaba a tomar el sol en las tardes de verano en el jardín de pizarra. Era el 
único que metia su cabeza entre sus brazos por la noche en el sofá para que la abrazase.


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