6 de abril de 2011

Ha pasado la tempestad, por fin. Siempre en la misma situación cuatro veces al año. Siempre creemos que moriremos en el intento pero siempre sobrevivimos. Al fin y al cabo somos supervivientes, náufragos que siempre encuentran una playa a la que llegar.

Las cosas han cambiado, hemos abandonado los malos hábitos. Se recobra el hábito del sueño, las necesidades básicas, volvemos a sentir y padecer. Todos esos sentimientos de abatimiento han desaparecido y a paz (relativa por supuesto) ha vuelto a reinar en el reino de las tempestades.

Desayuno con las amigas, tranquilo, sin prisas, sin tener que pensar en volver a la biblioteca. Café con leche, croissant, una terracita tranquila y muchas conversaciones trascendentales intentando cambiar el mundo. Así el día a día si que merece la pena.

Desde luego, las cosas se ven mejores desde la terraza de un séptimo piso con los últimos rayos del sol bañando tu cuerpo y una taza de poleo-menta para celebrar que se puede volver a disfrutar del día a día.

Blanca

2 comentarios:

  1. You have a gift for writing! I really enjoyed your posts! It's important to appreciate the little things in life! xoxoxoo

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